Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 22 de mayo 2025

Hay varias señales de que la política exterior de los Estados Unidos hacia México se ha endurecido en los últimos días. La negativa de la presidenta Claudia Sheinbaum de aceptar la invitación de su homólogo Donald Trump, de enviar tropas para eliminar a los cárteles mexicanos, ha desatado una ola de efectos negativos. Uno de ellos, el rechazo a otorgarle la visa a la gobernadora de Baja California y esposo. Informes recientes apuntan a que esta medida se habrá de generalizar, incluso a funcionarios y líderes políticos.

Baja California y Tamaulipas han estado ha estado en la mira de la justicia de ambos países ante el aseguramiento de barcos con millones de litros de gasolina que se ha introducido de manera ilegal a México. En este contexto hay que ver la ubicación como narco-terrorista a una célula criminal vinculada a un Cártel mexicano en el vecino país. Es decir, el gobierno de Donald Trump no quita el dedo del renglón.

Por otro lado, nada bueno espera el gobierno mexicano del ingreso a los Estados Unidos por la Garita de San Ysidro, de decenas de familiares de Ovidio Guzmán López, hijo de El Chapo, ambos presos en el vecino país. Éste ha abierto varios frentes. Si bien, no negocia con grupos criminales, pero hace excepciones, pues ello podría responder a un acuerdo con los capos a cambio de información y reducción de penas.

Es decir, la madeja respecto a posibles financiamientos a campañas políticas, que vinculan al partido en el poder, estarían desenredándose. A todo ello hay que agregar el rumor, cada vez más insistente, de la existencia de una lista del Departamento de Estado, respecto a personajes hoy en día encumbrados en la política nacional. Sin fijaciones ni vaticinios ociosos, éste es el panorama que cualquier observador puede percibir.

Sería absurdo negar la batalla que libra la Federación contra la delincuencia. Sin embargo, nada tan remoto como que el país vuelva a disfrutar de la paz de antaño. El carcinoma de la inseguridad, la violencia y el crimen se han diseminado por todo el territorio nacional. Los gobiernos neoliberales lo dejaron crecer, pero ninguno como el régimen de López Obrador, que les otorgó tanto poder que México llegó a convertirse en un narco-Estado.

Todo ello ha sido para los mexicanos un secreto a voces. No se está inventando nada. Esperemos que la llamada elección judicial no sea un elemento más de enfriamiento en las relaciones bilaterales. Sin pecar de pesimismo, los hechos descritos en nada configuran una relación amistosa o de cooperación con la Unión Americana, cuyos efectos pueden dañar a nuestros connacionales, cuyas remesas han aliviado la pobreza sistemática que vivimos en México. (JPA)

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